Hoy quiero hablar sobre el poder de ser amable.
Sí, un poder de verdad. Porque para mi, realmente es un poder ya que tiene la capacidad de cambiarte a ti y a la vez a los demás. Y no es una promesa vacía. Te lo aseguro. Pero el ser amable se ha convertido en un tema olvidado, incluso en algo raro y en lo que ya no se cree ni se valora. Seamos honestos: ¡SER AMABLE CUESTA! Sobre todo, cuando la amabilidad no es algo tan común en tu día a día, en un entorno tan competitivo o con unas expectativas de futuro tan inciertas y pésimas. El trato que nos damos los unos a los otros ha pasado a un segundo plano. Lo importante es ahora el alcanzar un buen resultado, el garantizar la supervivencia y el cómo de bien rindes. El cómo te sientes y cómo haces sentir a los demás ha pasado a un segundo plano. Oigo a muchos líderes y empresas decir lo de “poner a las personas en el centro” (aunque a veces no sé a qué centro se refieren). La esencia de poner realmente a las personas en el centro es crear un entorno cordial, de respeto mutuo. Aprender a ser amable no esconde secretos o es complicado. Al revés. Solo exige prestar atención y poner un mínimo de coraje y autodisciplina. Se trata de prestar una mayor atención y darle más importancia a las cosas que haces y cómo las haces. Interesarse también en cómo se sienten los demás y el impacto que tienes sobre ellos. Pocos se detienen durante el día para detectar sus malos hábitos en el trato con los demás. No hay tiempo para ello. Si el otro no lo hace, ¿Por qué lo voy a hacer yo? Vas corriendo, con los pensamientos divagando en lo que aún hay que hacer y no te das cuenta como tu comportamiento se vuelve cada vez más frío y desconectado. Por eso para mí el ser amable es volver a aprender a hablar, a comunicarse de verdad. A saber corregir o decir las cosas sin herir o justificándose, a interesarse por lo que pasa a tu alrededor, a dar buen ejemplo, a decidirse reaccionar con calma, a fomentar el buen humor y la cordialidad, a dar una simple sonrisa, etc. ¿Qué te parece?, ¿Imposible? Pues justamente creo que es una actitud, una virtud y un comportamiento que actualmente necesitamos más que nunca. Esta crisis te ha enseñado lo mucho que necesitas las relaciones, las auténticas y honestas. Has visto como simples gestos de amabilidad te pueden cambiar el estado de ánimo. Y es así porque la amabilidad es contagiosa… más que el COVID-19. Cuanto más amable eres más amabilidad creas y atraes. Lo que tengo muy claro es que en las organizaciones todos tienen el potencial de ser amables, de tener una buena actitud, de sacar lo mejor que se lleva dentro, de tratarse bien los unos a los otros. Pero, ¿por qué no se ve esta conducta como algo normal o más a menudo? Creo que es por la falta de ganas. Incluso por evitar sentirte “un bicho raro”, que se malinterprete o que al final se puedan llegar a aprovechar de ti. Cuando en realidad debería ser al revés. Se dedican muchos recursos en coaches, workshops de team building, charlas motivacionales, etc. cuando el cambio es una simple toma de conciencia y actuar en consecuencia. Como líder te invito a practicar la amabilidad. Y es que no necesitas mucho. Empieza con una toma de decisión (sí, quiero ser amable porque lo quiero ser) y por practicar algunos fundamentos de la amabilidad: 1. Cuida tus buenos modales. Se siempre cortés en el trato con los demás. 2. Saluda cordialmente y sonríe (no hay motivo para no hacerlo). 3. No corras tanto. Tómate tu tiempo cuando interactúas con las personas. Déjales sentir que son importantes para ti. 4. Interésate también por lo que piensan y sienten los demás. Trata de entender de qué punto parten y adapta tu comunicación. 5. Hazlo por ti. No lo hagas por querer agradar a los demás ni te frustres si ves que no te responden con la misma amabilidad. Esto son solo algunas ideas que puedes poner en práctica. ¿Se te ocurren otras? #humanresources #productividad #motivation #creativity #entrepreneurship
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Te lo voy a decir ya.
La clave es: “Lo bien que se saben llevar los unos con los otros.” ¿Y esto es la clave?, ¿En serio? Sí. No lo compliquemos más. Sé que podríamos hablar de las claves de un equipo de alto rendimiento como tener unos valores y objetivos comunes, una excelente comunicación, etc. O también podríamos hablar de las 5 disfunciones de un equipo basado en el modelo de Patrick Lencioni (lectura muy recomendada). Pero no estaríamos enfocando el tema como es debido. Y es que al final nos lo hemos complicado todo demasiado. Con tanto querer buscar la excelencia, obsesionarnos con los KPI´s de la productividad y compararnos con empresas “ejemplares” que no son como la nuestra, hemos perdido la lógica más aplastante. Un equipo son personas. Y las personas ante todo lo que queremos es ser RECONOCIDOS, ACEPTADOS y QUERIDOS por los demás. Necesitamos sentirnos que pertenecemos a algo mayor y que se nos tiene en cuenta. Por lo que somos y por lo que aportamos. Y esto a su vez lo tenemos que devolver de la misma forma a los demás, interesándonos de verdad por ellos y apreciándolos. Y ya está. Es esto. Es algo que cualquier líder y miembro de un equipo debe valorar y aplicárselo a sí mismo. Pregúntate: ¿Cuánto te interesa o te importa realmente lo que piensa y lo que le ocurre a la otra persona? y ¿Cuánto estás realmente dispuesto a ayudarle? …y claro, cuando digo interesarme no me refiero a lo del “¿Qué tal, cómo va todo?” y lo de “Oye, si me necesites me avisas, ¿vale?”. Por eso, antes de seguir leyendo… tómate el tiempo y contéstate a estas dos preguntas. Se realmente honesto contigo mismo. Diferencia entre un comportamiento “correcto” frente a los demás versus una actitud auténtica de interés genuino por los demás. Ahora, continúa preguntándote: ¿Qué dice esto sobre ti como líder y/o como miembro del equipo?, ¿Eres un líder de verdad? o ¿Sois un equipo o más bien un grupo de individuos que se han juntado? Los años que llevo acompañando a CEOs y a sus comités de dirección me hacen ver que si hay en las personas una alta capacidad de QUERER relacionarse y ayudarse mutuamente dos cosas funcionan de verdad: 1. Un liderazgo no centrado en las personas (¡gran mito del Management!) sino en la estrategia y las operaciones y 2. Un equipo que funciona por primera vez como una unidad compenetrada, coordinándose y optimizándose de forma autónoma ¿En serio? Pues sí. Y no me refiero a lo de conseguir un entorno happy, amigable, distendido, cordial, etc. Eso también es bueno y necesario. Pero todos sabemos que este “buen royito” o lo de ir a tomarse algo juntos al final del día o el tener un grupo de WhatsApp compartiendo chistes, no es una base sólida para el buen funcionamiento de un equipo. Recientemente una empresa líder en el sector de lubricantes con la que trabajo confirmó como uno de sus valores el “ser buena gente”. Me encanta este valor. En serio, es algo que lo resume en su esencia lo de querer relacionarse y ayudarse mutuamente. Y es esta simple clave lo que tantos están buscando para sus equipos. Porque si consigues un equipo de PERSONAS, sí, de personas que se lleven bien, que se hablen abiertamente y que se interesen los unos por los otros y se quieren ayudar mutuamente… lo has conseguido como CEO y líder. Todo lo demás se construye sobre este cimiento. Los objetivos, la estrategia, las operaciones, los cambios,… Créeme, lo he visto. Y porque es un tema de actitud y de habilidad, es algo que se puede desarrollar y mejorar… ¡Si se quiere, claro! En este artículo voy a plantearte una primera técnica para empezar (compartiré más en otros, no te preocupes). Verás que es una técnica muy fácil de aplicar con resultados casi inmediatos en cuanto a…
Vas a sorprenderte como tu equipo va a reaccionar y como primeros cambios se harán visibles rápidamente. Ya me dirás qué te parece. #humanresources #productividad #motivation #creativity #entrepreneurship ¡Eres supersticioso!
Seguro que pensarás: “¿Cómo? ¿Yo supersticioso? Por favor, de ninguna manera.” No tan deprisa. En cierto nivel todos somos supersticiosos. Pero no hablo de la superstición de cruzarte con un gato negro o pasar por debajo de una escalera. Te hablo sobre la superstición del éxito. Algo sobre lo que no se suele hablar. Incluso creo que cuanto más éxito tienes, más bien te van las cosas o más carrera haces más supersticioso te vuelves. Vamos a profundizar algo más en este tema que he observado en muchos directivos de éxito y en organizaciones a distintos niveles. Desde el punto de vista psicológico, una conducta supersticiosa viene de una creencia y una valoración errónea de que una actividad específica influye o lleva directamente a un buen (o mal) resultado. Pero si estamos hablando del entorno de la empresa, de KPI´s, de resultados, de ejecutivos con mente fría y visión objetiva. ¿Se puede esperar una conducta de este tipo? Pues sí. Está más presente de lo que crees. Incluso diría que eres supersticioso sin saberlo. La superstición es simplemente una confusión que tienes sobre correlación y causalidad de acciones y resultados. Uno de los errores más comunes que veo en directivos que tienen éxito es el pensar: “Como me comporto de esta forma o hago esto voy a conseguir resultados. Por eso si consigo estos resultados es porque me he comportado de esta forma.” Y ya tienes el círculo vicioso montado. Reconozco que en ocasiones esta forma de pensar es correcta y tiene su lógica. Pero no siempre es así y es entonces cuando la superstición hace su apariencia en forma de: “Lo que me ha llevado hasta aquí también me llevará a donde quiero ir.” ¿Te suena? Y aquí tenemos la verdadera razón de tu resistencia al cambio...tu principal barrera para alcanzar más éxito. Un comportamiento muy habitual cuando se es supersticioso es que incluso viendo que los resultados no son los deseados no "sueltas". Sí, te aferras a tu “fórmula de éxito” de siempre y simplemente le pones mil excusas para no cambiar y más intensidad (más horas, esfuerzo, foco…). ¿Cómo resolvemos esta situación? No es algo fácil. Cambiar una creencia es complicado. Y encima esta es de las "pesaditas". Trabajé una vez con un director comercial de una multinacional que tenía la creencia que actuar de forma exageradamente agresiva, con un liderazgo muy directivo era la base del éxito de las ventas de su equipo. Solamente cuando le evidencié que otros directores comerciales de la misma empresa en otros mercados similares conseguían con un estilo muy diferente al suyo un éxito mejor se empezó a cuestionar su creencia. El cambio decisivo vino cuando comprendió que el éxito no venía PORQUE se comportaba agresivamente, sino que tenía éxito A PESAR DE tener esa conducta. Te propongo que intentes lo siguiente:
Me encantaría saber qué te parece este tema. #humanresources #productividad #motivation #creativity #entrepreneurship |
AuthorDaniel is a top international coach with more than 15 years experience in helping people to become inspiring leaders, compelling speakers and high performers. Archives
June 2021
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